La reciente designación de Valencia como Capital Española de la Economía Social 2024 por parte de la vicepresidenta Yolanda Díaz supone todo un espaldarazo al potencial de la comunidad para liderar la transición hacia un nuevo modelo económico más justo, sostenible y centrado en las personas.
Este nombramiento es un reconocimiento explícito a la fortaleza del tejido de economía social en la región, que cuenta con más de 19.000 empresas y entidades arraigadas en el territorio y comprometidas con su desarrollo. Pero también un acicate para redoblar esfuerzos e impulsar iniciativas innovadoras que contribuyan a acelerar la transformación del sistema productivo.
El Gobierno, consciente de la oportunidad que brinda esta capitalidad, ha puesto a disposición de la Comunidad Valenciana 80 millones de euros a través del Plan Integral de Impulso a la Economía Social. Estos fondos permitirán financiar proyectos transformadores alineados con 5 ejes estratégicos:
· Transforma_ES : Ayudas para el relevo generacional y mejora de la gestión en empresas de economía social.
· Iniciativa_ES: Promoción del emprendimiento joven e innovación desde los valores de la economía social.
· Impulsa_TEC: Modernización tecnológica del tejido económico social.
· Alianzas_ES: Creación de alianzas y proyectos colaborativos para nuevos servicios integrados.
· Sostenibles_ES: Transición ecológica y mejora de las condiciones sociales y de igualdad de género.
Como subrayó la vicepresidenta Yolanda Díaz, esta inyección sirve un doble propósito: «ampliar el ecosistema de entidades de economía social y evidenciar que su impacto va más allá de la contabilidad, promoviendo empleo de calidad y cohesión social».
Valencia tiene por delante el reto de tejer alianzas sólidas entre los diferentes actores de la economía social y construir una visión compartida. Sólo sumando capacidades se podrá aprovechar toda la potencia de esta diversidad de actores -cooperativas, empresas sociales, tercer sector, cofradías de pescadores- para pilotar el cambio de modelo productivo que necesita la sociedad.
Otro desafío clave será conectar con la juventud y atraer talento innovador, inspirado por los valores de la economía social. Experiencias precursoras como la capitalidad de San Sebastián en 2023 deben servir de acicate para ser ambiciosos e ir más allá. Valencia debe explorar sus fortalezas como territorio y aprovechar palancas clave como la innovación social o la economía digital con sello propio.
Además, esta capitalidad es una oportunidad única para dar visibilidad a las múltiples iniciativas tractoras que ya existen sobre el terreno. Para generar debate en la sociedad y fortalecer la identidad de este sector. Si se consigue sumar voluntades y compromisos, Valencia puede marcar un punto de inflexión y referenciar en España y Europa que otro modelo productivo más centrado en las personas no sólo es deseable, sino posible.
Valencia asume en 2024 el reto de liderar la transición hacia una economía más inclusiva y sostenible. Lapromotora tiene ante sí la oportunidad histórica de catalizar este cambio de paradigma productivo en la ciudad, teniendo un papel dinamizador clave durante la capitalidad. Implicando al ecosistema en la creación conjunta de soluciones, atravesando alianzas y talento innovador, para resolver retos concretos del territorio por medio de nuevas empresas sociales.